DÍA 43 DEL GOLPE - Domingo, 9 de agosto de 2009
Brincos y respingos, 9 de agosto 2009.
Candelario
Paisano amigo:
Somos iguales en trato, hay que verlo, de tú a tú, pero yo oigo mejor que usted, digo porque siento que usted no me está contando todo lo que está sucediendo. Por suerte y beneficio de mis orejas, yo no sólo lo oigo a usted. El eco para mí es abundante y mi olfato me dice también cosas.
Es que en eso soy más de pueblo, por burro que usted por poeta, tal vez porque me ponen gamarra y cincha, de la cual es mi mayor gusto liberarme. Ser Palmerolo, no crea que todo es gracia; sin embargo mis desgracias se juntan con las de mi pueblo, no sólo por los cabestros que nos ciñen, sino como necesidad de superar las amarras. Nadie puede vivir en la opresión para siempre, a menos que sea un enfermo, o que ya esté muerto en vida, como el chancho en su gordura, o el gusano en su podredumbre.
Le digo esto poeta, porque sé que usted no lo sabe todo, ni tampoco es capaz de decírmelo todo. Y no es un reclamo, esta es una carta de tú a tú, como ya le dije. Yo sé que usted sí sabe, que en este país, además del golpe y de que hay bandas de asesinos a su servicio que andan como cobras, o como serpientes en lo oscuro asediando con la muerte las esquinas de esta desobediencia, además de todo esto, en este país siguen habiendo flores, manantiales perpetuando el agua, sueños de juventud, necesidades diarias, palabras sencillas y deseos elementales. Eso usted lo sabe y por lo que el pueblo, usted y yo, tenemos esperanzas. Pues es más grande lo bello y generoso de este país y su pueblo, que el crimen de los criminales que hoy tienen secuestrada el ara de la patria.
De todo eso me llegan voces, poeta. Es que el pueblo es la siempre viva, más viva que lo toca todo: es el ojo múltiple, la mano más grande, el anhelo más próspero; sólo que mantenido a raya, casi sin oxígeno y hasta negado de alimento, se empequeñece tanto para sobrevivir, que el opresor y el mismo oprimido, lo dejan de percibir, lo ignoran, lo desconocen en su cotidiano de que está allí, de que existe y que no sólo es un burro de carga que con puño de sal se consuela.
De la peregrinación, poeta, me llegan voces y retozos. De esta gran caminata no sólo surte sacrificio, sobretodo germinan anhelos, arte, que es una anticipación jubilosa de la liberación necesaria. El humor, la chispa, dicen en vivo y de colores, que el pueblo no es sólo un bloque y que su aspiración finaliza con el regreso de MEL Zelaya; el mejor que nadie lo sabe.
Por eso poeta, esta peregrinación es la mejor respuesta al “acuerdo” de San José. Esta repuesta tiene multitud voces. No como el acuerdo de Oscar Arias, que así debería llamarse, al que se le ha olvidado, que Costa Rica, es lo que ha alcanzado, porque en el cuarenta y ocho, además de hacer reformas sociales, superando una guerra interna, dieron como productos, acuerdos patrióticos y la cancelación del ejército, como amenaza golpista, como fantasma con hacha contra el pueblo.
Aunque Costa Rica ha de tener algo, por gusto los criminales fueron a tirar allí, como bulto humano a nuestro presidente ¿Qué tendrá Costa Rica, qué los ticos no han visto, pero que los delincuentes leen bien? ¡Hay que ver la vida, donde nada se da por accidente!
Pero como le digo, poeta, esta peregrinación es dura, pero es la revolución morazánica descalza y pacífica sin precedentes. Es la revolución de los necios, que en paz, que no quiere luchar con piedras y palos contra armas y fieras sofisticadas. Y en eso es un ejemplo de soberanía, que ya ningún pueblo del mundo debe fiarla a los ejércitos. Los ejércitos son de conquista y aplastamiento. No de vida, ni de esperanzas.
Esta peregrinación redime la ingenuidad de los indios originarios de esta tierra, que lucharon con flechas de cazadores silvestres, contra toda la maquinaria española de guerra y que fueron exterminados por la fieras de caníbales traídos de Méjico por el conquistador Hernán Cortés y Pedro de Alvarado.
Esta peregrinación no es una fruta vana para mostrarla como evento curioso, es una semilla que va germinando. No es ingenua: Quiere la democracia con reformas sociales no violentas pero justas. No es ya sólo traer de regreso al presidente; es de la dignidad de devolvernos la patria para nosotros mismos. Con presidente y constitucionalidad renovada. Por eso el pueblo se ha lanzado a sufrir a los caminos, confiando en la concordia del cielo y en la solidaridad del prójimo. Que cuando cielo y prójimo se unen, Dios nos redime y los cielos y la tierra se vuelven nuevos.
La patria no puede ser entregada a precio de rehén a los golpistas. El pueblo no puede negociar con secuestradores y vende patria que nos tomaron una madrugada por asalto, por algo tan simple llamado consulta popular. Una encuesta, querer una cuarta urna de consulta. Ser seres dignos de una soberanía con nombre propio, no alquilado.
Esta peregrinación es la mayor consulta popular pacífica en el suelo patria y no la estamos haciendo para perder, dicen las agitadas voces. Poeta, se imagina que hay gente que cree que con el miedo que los medios habían metido, es posible que la Cuarta Urna no ganara. Pero que los ricos tuvieron tanto miedo que no confiaron en el miedo que habían provocado y se decidieron por dar mejor el golpe contra el pueblo.
Eso, poeta, si me permite ser burro a mi manera, es igual como que el cardenal no está seguro que sus oraciones llegan a oídos de Dios porque la misericordia no es estúpida y Dios también tiene la dignidad de escuchar, sólo cuando dos o más se reúnen en su nombre, no para matar, no para mentir, no para golpear, sino para pedir perdón, buena voluntad y pan para compartir.
Ve poeta, que usted no me lo dice todo, pero yo escucho voces que me cuentan, que este golpe, es un asalto que tiene apoyo, que se llena cada vez más de mugre refinada de capitales inicuos. Con el apoyo de las mafias que quieren el petróleo que hay en Honduras, que quieren la explotación de las riquezas a cielos o a infiernos abiertos, como usted le dice. Que quieren contratos de estafa infinita y que nada bueno y sano vuelva a brotar de este suelo.
Los periódicos de los ricos dicen que el demonio no es Chávez; pero ya no engañan a nadie, sólo a los que se fingen ingenuos. Chávez en este asunto nada tiene que ver. El es venezolano y aquí, es Honduras. Y él de aquí, nada se ha robado. A nadie ha golpeado, a nadie ha secuestrado, ninguna vez ha asaltado con empresas y ejércitos de mafiosos la patria. Los asaltantes son de aquí y las mafias a las que pertenecen, son de Miami. Eso, hasta los niños de primer grado lo saben, basta con ver las marcas, basta con ver los rótulos, basta con ver copia de quien se han vuelto las ciudades y hacia dónde van los barcos y de donde vienen las armas y los asesores militares.
Poeta, perdone, yo sé que usted es mi amigo y que no me oculta nada, pero no me dijo bien claro, que el ejército de honduras sólo una guerra ha hecho bien y es la guerra sucia contra su mismo pueblo, en los setenta, los ochenta, los noventa, y ahora agudizada en el dos mil nueve. Y que la única guerra que hicieron con otro ejército, los sacaron corriendo con los pantalones en las rodillas, y que ya estaban caídos boca abajo y que los salvó el pito de la OEA. Eso me lo dijo claro otro poeta y me dijo también lo del petróleo: porque en este golpe han surgido más letras con la protesta. El contragolpe, es una escuela ¡qué no hay patada sin respuesta!
Ahora ya lo sé. Y el pueblo lo sabe. Hay voces. En este pueblo hay conciencias y todo se une y se sintetiza en esta peregrinación que es de paz, que no trae odios, pero que tampoco es por gusto. Que es un canto nuevo del himno nacional, y nunca será un remiendo en la bandera, sino una tela nueva en esta historia legada por lempira, Cabañas y Morazán. Eso gritan los maestros, entre consignas y cantos. Que los maestros y maestras son una cátedra viva de Morazán en esta desobediencia popular.
Estoy emocionado, poeta, pero es que me llegan voces que se las debo transmitir, no me puedo quedar con ellas. Así que este mi rebuzno para usted es largo y extendido.
Esta peregrinación no es la manifestación de un partido político, pero sí será el borrón y la cuenta nueva de la política y la forma de hacer política en este país. Y hasta mí llega el temblor, el estertor de los políticos tradicionales, que tienen rabia, pero que saben que no pueden matar con su ejército a esa multitud de votos que va en peregrinación.
Porque los políticos, poeta, no ven gente, ven votos, aunque sean pocos, pero que les sirven de pretexto para llenar la urnas y recetarse setenta, donde sólo votaron siete, cien, donde sólo votaron diez. Esa es la historia, de la democracia, esa ha sido poeta. Es más cruda de lo usted me escribe, y que tanto a gradezco porque me ha servido para parar la orejas, y que espero que así las pare el pueblo, para que no sigan siendo los burros de carga, bien cabestreados y aguanta leña de los partidos tradicionales y sus dirigente de jauría que nos muerden las nalgas y los lomos con una ambición insaciable, que nos vuelven de tripas el corazón. Nos lo enferman, nos lo pudren.
Poeta, espero que no se me ofenda, pero hoy he querido responderle y decirle que con tanta chimadura, burro que no respinga, es que vida propia no tiene. Que coses, pedos y mordiscos por lo menos le hacen el porvenir negro a los que nos oprimen ¡Y no digamos con un buen retozo de coces directos a la cara de los bandidos y ladrones que nos tomen por asalto! ¡O un repechaje de burro, si al final se ponen necios y no quieren atender los simples roznidos y relinchos de quebrando clamando por decencia y buenos tratos!
Poeta, en paz las cosas, son buenas para todos. No quieran darle sólo palos al pueblo. No crean que todos los que van en la peregrinación son simple materia caca para exterminarla. ¿Se la pasará el ejército matando, matando, matando a su mismo pueblo para detener las marchas? ¡Porque el goriletti ha dicho: que caerá todo el peso de su fuerza contra esos grupitos de revoltosos que no dejan en paz su gobierno!
¡Qué venga y cuente bien, si tiene suficiente munición para acabar con todo este pueblo que se ha levantado en paz! Es triste, pero es la realidad, haber engordado por años al enemigo, dándole a su servicio los bienes de la patria para que reprima al humilde al antojo inspirado por su miseria humana.
En esta peregrinación, el pueblo ha reconocido que ha sido un entreguista. Esa falta humildad, que “Dios ve” y de “que hagan lo que quieran y que Dios es quien castiga” Eso nos ha llevado a este infierno de impiedad que ha estado a punto de borrar la idea de patria hasta convertirla en un simple patio, zona franca, de las transnacionales administrada por los turcos y presentada como un paraíso de empleo para los hondureños chuñas, sin dientes, sin boca con qué hablar, sin decir, este pito es mío. Honduras como zona franca de la maquila, es simple corral de bestias de carga, no es patria ¡Y aquí, burros, yo, y mis congéneres!
Por eso más gente se suma a la peregrinación, que es la peregrinación de la dignidad, de la paz, es la peregrinación del pacto de las honduras de la oscuridad con la dignidad de Honduras. El pacto de San José, debe ser de los ticos que deben de hacerlo con los ricos de allá, que están borrando, empañaditos y poquito a poco, sin dejar huella, dando nalgaditas de arrullo, lo que les heredaron sus padres: La Costa Rica de los Ticos. Esa, que poco a poco, también van perdiendo y no se han dado cuenta, porque la comodidad algunas veces, roba los anhelos, y de esos trucos, el demonio hace de las suyas en cualquier suelo ¡Mire y el suelo tico no sea fértil para esos propósitos!
Entonces poeta, le hago recíprocas las cosas que se piensan aquí, que dicen y comentan los peregrinos, porque mientras la gente camina, va haciendo un gran diálogo, casi gimiendo el gran diálogo nacional que lo cuestiona todo, que lo pesa todo, que lo lleva a buen juicio y allí va, avanzando con esperanzas, sudores y quebrantos.
Perdone mi extensa perorata, y espero su carta de mañana, que será el día en que la peregrinación llegue, una parte a San Pedro Sula y la otra a Tegucigalpa, en paz, pero resuelta, definitiva. Feliz, contenta, como siempreviva del jardín del pueblo.
Lo abrazo y le patentizo mi cariño. Y no se me arredre porque le salí platicón.
Palmerolo
Su amigo borrico
Paisano amigo:
Somos iguales en trato, hay que verlo, de tú a tú, pero yo oigo mejor que usted, digo porque siento que usted no me está contando todo lo que está sucediendo. Por suerte y beneficio de mis orejas, yo no sólo lo oigo a usted. El eco para mí es abundante y mi olfato me dice también cosas.
Es que en eso soy más de pueblo, por burro que usted por poeta, tal vez porque me ponen gamarra y cincha, de la cual es mi mayor gusto liberarme. Ser Palmerolo, no crea que todo es gracia; sin embargo mis desgracias se juntan con las de mi pueblo, no sólo por los cabestros que nos ciñen, sino como necesidad de superar las amarras. Nadie puede vivir en la opresión para siempre, a menos que sea un enfermo, o que ya esté muerto en vida, como el chancho en su gordura, o el gusano en su podredumbre.
Le digo esto poeta, porque sé que usted no lo sabe todo, ni tampoco es capaz de decírmelo todo. Y no es un reclamo, esta es una carta de tú a tú, como ya le dije. Yo sé que usted sí sabe, que en este país, además del golpe y de que hay bandas de asesinos a su servicio que andan como cobras, o como serpientes en lo oscuro asediando con la muerte las esquinas de esta desobediencia, además de todo esto, en este país siguen habiendo flores, manantiales perpetuando el agua, sueños de juventud, necesidades diarias, palabras sencillas y deseos elementales. Eso usted lo sabe y por lo que el pueblo, usted y yo, tenemos esperanzas. Pues es más grande lo bello y generoso de este país y su pueblo, que el crimen de los criminales que hoy tienen secuestrada el ara de la patria.
De todo eso me llegan voces, poeta. Es que el pueblo es la siempre viva, más viva que lo toca todo: es el ojo múltiple, la mano más grande, el anhelo más próspero; sólo que mantenido a raya, casi sin oxígeno y hasta negado de alimento, se empequeñece tanto para sobrevivir, que el opresor y el mismo oprimido, lo dejan de percibir, lo ignoran, lo desconocen en su cotidiano de que está allí, de que existe y que no sólo es un burro de carga que con puño de sal se consuela.
De la peregrinación, poeta, me llegan voces y retozos. De esta gran caminata no sólo surte sacrificio, sobretodo germinan anhelos, arte, que es una anticipación jubilosa de la liberación necesaria. El humor, la chispa, dicen en vivo y de colores, que el pueblo no es sólo un bloque y que su aspiración finaliza con el regreso de MEL Zelaya; el mejor que nadie lo sabe.
Por eso poeta, esta peregrinación es la mejor respuesta al “acuerdo” de San José. Esta repuesta tiene multitud voces. No como el acuerdo de Oscar Arias, que así debería llamarse, al que se le ha olvidado, que Costa Rica, es lo que ha alcanzado, porque en el cuarenta y ocho, además de hacer reformas sociales, superando una guerra interna, dieron como productos, acuerdos patrióticos y la cancelación del ejército, como amenaza golpista, como fantasma con hacha contra el pueblo.
Aunque Costa Rica ha de tener algo, por gusto los criminales fueron a tirar allí, como bulto humano a nuestro presidente ¿Qué tendrá Costa Rica, qué los ticos no han visto, pero que los delincuentes leen bien? ¡Hay que ver la vida, donde nada se da por accidente!
Pero como le digo, poeta, esta peregrinación es dura, pero es la revolución morazánica descalza y pacífica sin precedentes. Es la revolución de los necios, que en paz, que no quiere luchar con piedras y palos contra armas y fieras sofisticadas. Y en eso es un ejemplo de soberanía, que ya ningún pueblo del mundo debe fiarla a los ejércitos. Los ejércitos son de conquista y aplastamiento. No de vida, ni de esperanzas.
Esta peregrinación redime la ingenuidad de los indios originarios de esta tierra, que lucharon con flechas de cazadores silvestres, contra toda la maquinaria española de guerra y que fueron exterminados por la fieras de caníbales traídos de Méjico por el conquistador Hernán Cortés y Pedro de Alvarado.
Esta peregrinación no es una fruta vana para mostrarla como evento curioso, es una semilla que va germinando. No es ingenua: Quiere la democracia con reformas sociales no violentas pero justas. No es ya sólo traer de regreso al presidente; es de la dignidad de devolvernos la patria para nosotros mismos. Con presidente y constitucionalidad renovada. Por eso el pueblo se ha lanzado a sufrir a los caminos, confiando en la concordia del cielo y en la solidaridad del prójimo. Que cuando cielo y prójimo se unen, Dios nos redime y los cielos y la tierra se vuelven nuevos.
La patria no puede ser entregada a precio de rehén a los golpistas. El pueblo no puede negociar con secuestradores y vende patria que nos tomaron una madrugada por asalto, por algo tan simple llamado consulta popular. Una encuesta, querer una cuarta urna de consulta. Ser seres dignos de una soberanía con nombre propio, no alquilado.
Esta peregrinación es la mayor consulta popular pacífica en el suelo patria y no la estamos haciendo para perder, dicen las agitadas voces. Poeta, se imagina que hay gente que cree que con el miedo que los medios habían metido, es posible que la Cuarta Urna no ganara. Pero que los ricos tuvieron tanto miedo que no confiaron en el miedo que habían provocado y se decidieron por dar mejor el golpe contra el pueblo.
Eso, poeta, si me permite ser burro a mi manera, es igual como que el cardenal no está seguro que sus oraciones llegan a oídos de Dios porque la misericordia no es estúpida y Dios también tiene la dignidad de escuchar, sólo cuando dos o más se reúnen en su nombre, no para matar, no para mentir, no para golpear, sino para pedir perdón, buena voluntad y pan para compartir.
Ve poeta, que usted no me lo dice todo, pero yo escucho voces que me cuentan, que este golpe, es un asalto que tiene apoyo, que se llena cada vez más de mugre refinada de capitales inicuos. Con el apoyo de las mafias que quieren el petróleo que hay en Honduras, que quieren la explotación de las riquezas a cielos o a infiernos abiertos, como usted le dice. Que quieren contratos de estafa infinita y que nada bueno y sano vuelva a brotar de este suelo.
Los periódicos de los ricos dicen que el demonio no es Chávez; pero ya no engañan a nadie, sólo a los que se fingen ingenuos. Chávez en este asunto nada tiene que ver. El es venezolano y aquí, es Honduras. Y él de aquí, nada se ha robado. A nadie ha golpeado, a nadie ha secuestrado, ninguna vez ha asaltado con empresas y ejércitos de mafiosos la patria. Los asaltantes son de aquí y las mafias a las que pertenecen, son de Miami. Eso, hasta los niños de primer grado lo saben, basta con ver las marcas, basta con ver los rótulos, basta con ver copia de quien se han vuelto las ciudades y hacia dónde van los barcos y de donde vienen las armas y los asesores militares.
Poeta, perdone, yo sé que usted es mi amigo y que no me oculta nada, pero no me dijo bien claro, que el ejército de honduras sólo una guerra ha hecho bien y es la guerra sucia contra su mismo pueblo, en los setenta, los ochenta, los noventa, y ahora agudizada en el dos mil nueve. Y que la única guerra que hicieron con otro ejército, los sacaron corriendo con los pantalones en las rodillas, y que ya estaban caídos boca abajo y que los salvó el pito de la OEA. Eso me lo dijo claro otro poeta y me dijo también lo del petróleo: porque en este golpe han surgido más letras con la protesta. El contragolpe, es una escuela ¡qué no hay patada sin respuesta!
Ahora ya lo sé. Y el pueblo lo sabe. Hay voces. En este pueblo hay conciencias y todo se une y se sintetiza en esta peregrinación que es de paz, que no trae odios, pero que tampoco es por gusto. Que es un canto nuevo del himno nacional, y nunca será un remiendo en la bandera, sino una tela nueva en esta historia legada por lempira, Cabañas y Morazán. Eso gritan los maestros, entre consignas y cantos. Que los maestros y maestras son una cátedra viva de Morazán en esta desobediencia popular.
Estoy emocionado, poeta, pero es que me llegan voces que se las debo transmitir, no me puedo quedar con ellas. Así que este mi rebuzno para usted es largo y extendido.
Esta peregrinación no es la manifestación de un partido político, pero sí será el borrón y la cuenta nueva de la política y la forma de hacer política en este país. Y hasta mí llega el temblor, el estertor de los políticos tradicionales, que tienen rabia, pero que saben que no pueden matar con su ejército a esa multitud de votos que va en peregrinación.
Porque los políticos, poeta, no ven gente, ven votos, aunque sean pocos, pero que les sirven de pretexto para llenar la urnas y recetarse setenta, donde sólo votaron siete, cien, donde sólo votaron diez. Esa es la historia, de la democracia, esa ha sido poeta. Es más cruda de lo usted me escribe, y que tanto a gradezco porque me ha servido para parar la orejas, y que espero que así las pare el pueblo, para que no sigan siendo los burros de carga, bien cabestreados y aguanta leña de los partidos tradicionales y sus dirigente de jauría que nos muerden las nalgas y los lomos con una ambición insaciable, que nos vuelven de tripas el corazón. Nos lo enferman, nos lo pudren.
Poeta, espero que no se me ofenda, pero hoy he querido responderle y decirle que con tanta chimadura, burro que no respinga, es que vida propia no tiene. Que coses, pedos y mordiscos por lo menos le hacen el porvenir negro a los que nos oprimen ¡Y no digamos con un buen retozo de coces directos a la cara de los bandidos y ladrones que nos tomen por asalto! ¡O un repechaje de burro, si al final se ponen necios y no quieren atender los simples roznidos y relinchos de quebrando clamando por decencia y buenos tratos!
Poeta, en paz las cosas, son buenas para todos. No quieran darle sólo palos al pueblo. No crean que todos los que van en la peregrinación son simple materia caca para exterminarla. ¿Se la pasará el ejército matando, matando, matando a su mismo pueblo para detener las marchas? ¡Porque el goriletti ha dicho: que caerá todo el peso de su fuerza contra esos grupitos de revoltosos que no dejan en paz su gobierno!
¡Qué venga y cuente bien, si tiene suficiente munición para acabar con todo este pueblo que se ha levantado en paz! Es triste, pero es la realidad, haber engordado por años al enemigo, dándole a su servicio los bienes de la patria para que reprima al humilde al antojo inspirado por su miseria humana.
En esta peregrinación, el pueblo ha reconocido que ha sido un entreguista. Esa falta humildad, que “Dios ve” y de “que hagan lo que quieran y que Dios es quien castiga” Eso nos ha llevado a este infierno de impiedad que ha estado a punto de borrar la idea de patria hasta convertirla en un simple patio, zona franca, de las transnacionales administrada por los turcos y presentada como un paraíso de empleo para los hondureños chuñas, sin dientes, sin boca con qué hablar, sin decir, este pito es mío. Honduras como zona franca de la maquila, es simple corral de bestias de carga, no es patria ¡Y aquí, burros, yo, y mis congéneres!
Por eso más gente se suma a la peregrinación, que es la peregrinación de la dignidad, de la paz, es la peregrinación del pacto de las honduras de la oscuridad con la dignidad de Honduras. El pacto de San José, debe ser de los ticos que deben de hacerlo con los ricos de allá, que están borrando, empañaditos y poquito a poco, sin dejar huella, dando nalgaditas de arrullo, lo que les heredaron sus padres: La Costa Rica de los Ticos. Esa, que poco a poco, también van perdiendo y no se han dado cuenta, porque la comodidad algunas veces, roba los anhelos, y de esos trucos, el demonio hace de las suyas en cualquier suelo ¡Mire y el suelo tico no sea fértil para esos propósitos!
Entonces poeta, le hago recíprocas las cosas que se piensan aquí, que dicen y comentan los peregrinos, porque mientras la gente camina, va haciendo un gran diálogo, casi gimiendo el gran diálogo nacional que lo cuestiona todo, que lo pesa todo, que lo lleva a buen juicio y allí va, avanzando con esperanzas, sudores y quebrantos.
Perdone mi extensa perorata, y espero su carta de mañana, que será el día en que la peregrinación llegue, una parte a San Pedro Sula y la otra a Tegucigalpa, en paz, pero resuelta, definitiva. Feliz, contenta, como siempreviva del jardín del pueblo.
Lo abrazo y le patentizo mi cariño. Y no se me arredre porque le salí platicón.
Palmerolo
Su amigo borrico
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