sábado, 29 de agosto de 2009

Burrito amigo de la Patagonia

Carta a Palmerolo de su amigo borrico argentino

Querido pariente catracho, me da mucho placer leer tus cartas y enterarme de todo lo que están haciendo los borricos de la resistencia en Honduras. Desde estos lejanos lugares de la Patria Grande los seguimos con mucha atención, con ansiedad y estremecimiento, porque como vos recordarás hace unos 30 años atrás acá también un grupo de asnos mezclados con gorilas (con perdón de los asnos y gorilas verdaderos) dieron un golpe de estado y se llevaron alrededor de 30.000 borricos de los buenos que luchaban de diversas maneras por un mundo mejor y nunca más los volvimos a ver.
Vos sabés que a pesar del tiempo aún hoy seguimos sufriendo la ausencia de esos borricos hermanos. Unos habían sido papás, otros mamás, hijos e hijas, nietos y nietas, sobrinos, tíos, abuelos, hermanos, amigos, conocidos, novios, vecinos. Había toda clase de borricos. Imaginate que entre 30.000 podías encontrar de todo, albañiles, carpinteros, metalúrgicos, poetas, jubilados, estudiantes, campesinos, desocupados, intelectuales, artistas, religiosos, pero todos tenían algo en común, eran soñadores, creativos, responsables, comprometidos y se la pasaban tomando mate entre rebuzno y rebuzno. También tenían sus discusiones, como ustedes los que están en la resistencia, pero el mate y los proyectos los unía.
Algunos dicen que en ese momento se diezmó a una generación y que por eso en Argentina hoy no tenemos buenos borricos dirigentes, que si esos 30.000 estuvieran vivos sería otro el rebuznar por estos lares.
Palmerolo, cuando te digo que los seguimos con ansiedad y estremecimiento, te lo digo de verdad porque tenemos mucho miedo que ha ustedes les pueda pasar lo mismo. La vida es lo más importante que tenemos y es lo más sagrado que debemos defender, por eso nos gusta mucho el método que ustedes utilizan “la resistencia pacífica”, las mega marchas, los espectáculos artísticos, los bocinazos, las redes y la denuncia. Es la mejor manera de protegerse de los Bily Joya y de los “hombres de hule”. Recuerden que al Bily ese y a otros como él los han adiestrado y capacitado los que dieron el golpe en nuestro país.
Querido borrico catracho, vos quizás no recuerdes que yo estuve viviendo en tu país cuando los asnos mezclados con gorilas se dedicaban a destruir el mío. Allá pude volver a rebuznar consolidé la familia, tuve una borriquita catracha, me hice de muchos amigos entrañables y ustedes me ayudaron mucho, por ejemplo, a volver a vivir.
Mate no nos faltaba y en la Miramonte conseguíamos cortes de carne para hacer asados a nuestra usanza. También descubrimos que los chorizos podíamos comerlos envueltos en una tortilla en lugar de un pan y eran bien sabrosos. Aprendimos a disfrutar de las pupusas, de las carnitas asadas, de los tostones, de la sopa de caracol con leche de coco y de los frijoles parados o refritos.
Aprendimos a mirar a nuestro país y a nosotros mismos desde lejos y eso a los borricos argentinos nos hizo muy bien, aprendimos a sentirnos hermanos de ustedes, a disfrutarlos, junto con los borricos sandinistas, con los del Farabundo, con los chapines y los ticos.
Ya en aquellos años comenzó a poner en práctica sus enseñanzas el Bily Joya. También conocimos al “señor de hule” hoy Comisionado Nacional de Derechos Gorilas de Honduras sin saber ni prever que en su interior escondía su verdadero rostro, el que mostró ahora.
Querido Palmerolo, cuidate mucho che. Desde acá estamos haciendo muchas cosas apoyando la resistencia de ustedes, porque además dicen otros borricos amigos que lo de Honduras es un nuevo ensayo de los poderosos del mundo para desestabilizar y hacer caer a muchos de nuestros gobiernos democráticos que tanto nos costó conseguir.
Quieren seguir dominándonos pero no podrán, somos borricos pero no estúpidos.
Espero escuches el fuerte y enorme rebuzno que te mandamos desde acá todos los tus primos gauchos de la pampa y ojalá que muy pronto podamos compartir juntos un buen mate o un cafecito con rosquillas como las que hacen en Siguatepeque.

Atentamente,
Néstor Fuentes, un borrico argentino.

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