jueves, 20 de agosto de 2009

Palmerolo, por la paz y el desarme

Finca treinta y ocho, 20 de agosto de 2009.

Palmerolo
Paisano borrico:


Gracias por tus cartas. Tu trote casi es inalcanzable. Y comprendo tu premura por hacerte escuchar en este clima donde hasta el aire pareciera volverse de plomo, ante una dictadura que, apoyada en su visión fascista y armamentista, cae cada día en mayores niveles de irrespeto a la ley y a la decencia política.

En primer lugar, quiero manifestarte que comparto contigo y con el pueblo , que ha empezado a gritarlo, que el ejército hondureño ya no tiene razón de ser, pues sólo un pueblo tonto es capaz de continuar financiando a costa de hambre al verdugo que lo azota.

Y a sabiendas, que el régimen golpista se mantiene por la fuerza de las armas y con la disposición de exterminar por hambre y miseria a un pueblo que jamás lo va reconocer como autoridad legítima.

Estos golpistas han pasado a considerarse ya el gatillo que disparará el fin del mundo, pues de manera descarada se burlan de la comunidad internacional con la misma desfachatez con que oprimen al pueblo hondureño. Aceptaron al Dr. Oscar Arias como mediador y, con la mayor sandez, reducen cualquier acuerdo a sus posiciones retrógradas de cerrazón diplomática. De la misma manera que presentan ante la comunidad internacional a tres golpistas como ciudadanos honorables para hacerse representar ante: Don Oscar Arias, el Departamento de Estado, el Secretario de la O.E.A. Siendo estos tres golpistas, supuestos “ciudadanos honorables” y las inteligencias eruditas con que cuenta el régimen para su defensa en los estadios donde las metralletas y los toletes deben esconderse.

Se trata nada más de tres golpistas de cuello blanco, con cuentas pendientes por contratos retorcidos, prestanombres y coimas recibidos en defensión del crimen organizado, la violación de la ley y la extorsión a la sociedad.

La irrelevancia con que toman los criterios de autoridades de alta moralidad e institucionalidad en el mundo, no sólo denota irresponsabilidad, sino que ilustra la calaña moral y el raquitismo intelectual de quienes pretenden convertirse en los salvadores, ya no de un país, sino del continente y del mundo y aun de la democracia del siglo veintiuno.

Para vergüenza nuestra, este absolutismo, expresión máxima de la corrupción y la inmoralidad política, no sólo nos pone una vez ante el escenario mundial como uno de los países más primitivos del planeta, sino que nos hunde como país a un estado de retraso inferior a los países africanos más menguados por las dirigencias corruptas.

Palmerolo, esta lucha requerirá de toda la inteligencia y creatividad popular que del espejo de los siglos pueda obtenerse, así como de la creación de nueva expresión de vida creativa y resistencia que se deba sumar a la innovación de los tiempos actuales.

El ruido tuyo al rebuznar, el de los taxistas al sonar los cláxones de sus unidades en los barrios, los de las cacerolas vacías de la amas de casa en las calles, los ruidos de palos y piedras chocando en las manos de los manifestantes. Ruido, ruido, ruido, que quien no hace ruido es golpista. Esa es la consigna, que quien calla otorga. Y quien otorga se atraganta.

Vamos por la paz, Palmerolo, por la paz alegre y bulliciosa. Que se alcen las voces y callen las armas. Que se levanten los ánimos y cesen los golpes. Que la alegría del pueblo anidará la libertad que nos haga crecer hacia un país de promesas construidas por una ciudadanía consciente que cree en si misma.

Un abrazo mi buen Palmerolo y quedo pendiente de tus roznidos perentorios.

Candelario Reyes García
Tu amigo poeta.

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